La primera recomendación a la hora de elegir un cepillo de dientes adecuado se refiere al material. Las púas del mismo deben ser de nylon y de puntas redondeadas, con el fin de no dañar el esmalte durante la limpieza.
Por esta razón se aconseja elegir un cepillo “suave”, atendiendo a las diferentes niveles de dureza disponibles. Los cepillos fuertes pueden dañar las encías y hacerlas sangrar.
La segunda elección se refiere al tipo de cepillo de dientes: ¿manual o eléctrico? Ambos pueden ser igual de eficaces, aunque estudios recientes han demostrado que los eléctricos pueden ser un poco más eficaces y efectivos a la hora de eliminar la placa.
¿Cómo cuidar el cepillo de dientes?
El mantenimiento del cepillo de dientes también es importante. Para evitar que se acumulen en él las bacterias, la limpieza y la conservación cuando no se usa deben seguir las siguientes pautas:
- Limpieza: debe lavarse muy bien con agua después de cada uso y dejar que se seque al aire libre (la humedad facilita la acumulación de microorganismos), manteniéndolo vertical en un vaso o un portacepillos.
- No compartirlos: utilizar el cepillo de dientes de otra persona supone un riesgo de contraer cualquier tipo de infección. Hay que enseñar a los niños a no hacerlo.
- Almacenamiento: mientras no se usan no deben guardarse en recipientes cerrados, ya que de este modo se mantiene la humedad y se facilita el crecimiento de las bacterias. Tampoco deben estar en contacto con otros cepillos de dientes.
- Cambio de cepillo: cada tres meses hay que cambiar de cepillo (manual) o de cabezal (eléctrico). También debe cambiarse cuando las cerdas aparecen dobladas.